

El queso ricota tiene un lugar muy especial en la gastronomía italiana, no solo por su sabor suave y delicado, sino por su versatilidad en muchos tipos de platos, especialmente en los postres. De hecho, en Italia, la ricota se utiliza tanto en platos salados como dulces, pero en este último ámbito, tiene un rol clave en varias delicias tradicionales.
La ricota es una base fundamental en muchos postres clásicos italianos. Es un queso fresco, de textura suave y ligeramente granulada, que se elabora a partir de suero de leche, lo que lo hace un queso menos graso que otros tipos de queso, lo cual lo convierte en una excelente opción para postres sin que se vuelvan pesados.
Uno de los postres más emblemáticos de Italia, y específicamente de Sicilia, es el cannoli, una especie de tubo crujiente relleno con ricota azucarada y, a menudo, enriquecida con trozos de chocolate, frutas confitadas o pistachos. La ricota le da una textura cremosa y un sabor suave que complementa perfectamente el crujiente de la masa. La calidad de la ricota es esencial para lograr el equilibrio perfecto en este dulce.
Otra joya de la repostería italiana es la crostata di ricotta, una tarta que combina una base de masa quebrada con un relleno de ricota, que se puede mezclar con vainilla, limón, o incluso chocolate. En algunas regiones, se le agregan frutas como fresas, cerezas o higos para darle un toque fresco y afrutado.
Este es un postre típico de la Pascua en Nápoles. Aunque su ingrediente principal es el trigo cocido, la pastiera lleva una generosa cantidad de ricota en su relleno, lo que le da una textura cremosa y un sabor delicado. Se aromatiza con agua de azahar y se hornea en una masa quebrada, creando un contraste perfecto entre la suavidad del relleno y la crujiente corteza.
En algunas regiones del norte de Italia, especialmente en Lombardía, se preparan ravioles dulces rellenos de ricota y azúcar. Estos raviolis se pueden freír o hervir y luego espolvorear con azúcar glas. La suavidad de la ricota se combina con la dulzura del azúcar para crear un bocado irresistible.
En algunos postres más simples pero igualmente deliciosos, la ricota se sirve fresca con miel, nueces y frutas secas. Esta preparación es bastante común en el sur de Italia, donde el contraste entre la suavidad de la ricota y el dulzor natural de la miel crea una experiencia que resalta los sabores frescos y naturales.
Aunque el tiramisú tradicionalmente se hace con mascarpone, en algunas versiones regionales, especialmente en Sicilia, se usa ricota para darle un toque más ligero al postre. La ricota se mezcla con otros ingredientes como azúcar y crema, y se intercala con capas de bizcocho empapado en café y cacao, ofreciendo una variación más suave y menos densa que la versión original.
La cassata siciliana es otro postre icónico que usa ricota. Este pastel está hecho de capas de bizcocho empapado en licor, ricota azucarada, y frutas confitadas. A menudo, se cubre con un glaseado brillante y se decora con frutas y almendras, convirtiéndolo en una obra de arte tanto visual como culinaria.
El uso de la ricota en postres refleja la historia agrícola de Italia, donde las regiones rurales producían este queso a partir del suero sobrante de la fabricación de otros quesos. Así, la ricota se convirtió en un ingrediente accesible y esencial en la cocina italiana, especialmente en la elaboración de dulces y platos festivos.
En resumen, el queso ricota es indispensable para muchas de las delicias más famosas de Italia. Su versatilidad y sabor suave hacen que sea perfecto tanto en platos salados como en postres, y, en particular, en las recetas dulces que han ganado fama mundial, como los cannoli y la pastiera.